¿Quieres vivir sin prisa? La sensación de no tener tiempo para nada es una realidad para personas de todo el mundo. Levantarse pronto, trabajar durante horas, los cuidados, las comidas, las actividades… un ritmo frenético que nos deja exhaustos.

Sentir que las horas del día no son suficientes para todo lo que tienes por delante afecta a nuestra salud tanto física como mental, aumentando los niveles de estrés y pudiendo acarrear enfermedades.

¿Te sientes mal si te tomas un descanso? ¿No eres capaz de desconectar? ¿Quieres darle al botón de pausa, vivir sin prisa y tener una vida más tranquila y feliz? Sigue leyendo.

1.   Regula la autoexigencia

Desde pequeños tenemos obligaciones y exigencias: sacar las mejores notas, tocar un instrumento, aprender inglés… la exigencia no solo aumenta con el tiempo, sino que pasa a ser autoimpuesta.

Siempre sentimos que debemos ser mejores, que no somos suficientes. Que podríamos hacer las cosas mejor, ser más cultos, aprender más idiomas, utilizar más redes sociales.

¿Te pasa? Aquí tienes 3 consejos para bajar la autoexigencia:

  • Ten una lista de objetivos pequeña y realista. Vacía tu cabeza de la lista de pendientes, escribe todo lo que querrías hacer y descarta lo que realmente no te aporta nada en tus objetivos. ¿Qué necesitas para llevar la vida que te gustaría llevar? Céntrate en eso. Un objetivo cada vez.
  • Disminuye el tiempo que pasas en redes sociales, no te compares. Las vidas perfectas que se ven en redes sociales no son verdad. Son solo la punta del iceberg. Estar constantemente conectado viendo otras vidas nos empuja a la comparación, y las comparaciones son odiosas. Sé consciente de la cantidad de tiempo que pasas viendo qué hacen otros.
  • Minimiza el “tengo que hacer…” . Hay obligaciones, por supuesto, pero todo lo que no sea una obligación, no lo conviertas en una. Saber decir que “no” es importante.

Recuerda que eres suficiente y válido. No hace falta saber de todo y tenerlo todo, sino saber disfrutar de las cosas que ya tienes o sabes. No es conformismo, es ponerse en valor.

2.   Practicar la filosofía Slow

El movimiento Slow propone saborear los momentos y llevar una vida sin prisas. Consiste en tomarse el tiempo necesario para hacer cosas con calidad, disfrutando del proceso y con un ritmo natural.

Consiste en hacer menos cosas, pero mejor.

Puedes empezar haciendo algo que te guste mucho (por ejemplo, ver una serie) dedicándole toda tu atención, sin mirar el móvil ni levantarte a hacer cosas mientras la ves.

Algunos ámbitos en los que aplicar el slow:

  • Descartar la comida rápida, disfrutar de la cocina hecha con cariño. Y si no tienes tiempo para cocinar, al menos comer tranquilamente.
  • Utilizar ropa que dura años en vez de prendas low cost que solo duran una temporada.

Si quieres saber más, puedes ver este vídeo:

3.   Trabajar mejor para trabajar menos

“Cuantas más horas trabajas, mejor trabajador eres”.

“Siempre se va el último de la oficina, es un currante”.

Estas ideas, aunque siguen vigentes en nuestra sociedad, cada vez están más obsoletas. Las empresas apuestan cada día más por una filosofía de trabajar de forma optimizada e inteligente.

Hay múltiples maneras de trabajar mejor, estas son algunas:

  • Aprovecha el tiempo al máximo. Para ello, puedes utilizar herramientas como “Pomodoro”, que determinan periodos de concentración (en los que hay que trabajar intensamente) y periodos de descanso para mirar el móvil, dar un paseo corto o descansar la vista.
  • Utiliza tus recursos y los de la empresa. No siempre hay que innovar ni inventar la rueda: utilizar recursos, darles una nueva vida también es una manera inteligente de trabajar.
  • Diferencia lo urgente de lo importante. No todas las tareas son urgentes, de hecho casi ninguna lo es.
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