Los lípidos son las grasas, un tipo de nutrientes que producen energía. En realidad son los que más energía producen porque por cada gramo de lípidos obtenemos 9 kilocalorías. 

Los hidratos y las proteínas, que son los otros nutrientes que también dan energía, sólo producen 4 kilocalorías por gramo.

Las grasas son necesarias para nuestro organismo, no solo porque son reserva de energía sino para otros muchos procesos como: sintetización de vitaminas liposolubles (A,D, E y K), producción de hormonas, sujeción de órganos internos, formación de membranas…etc. Entonces, ¿qué es la hiperlipemia?

Qué es la hiperlipemia

Una hiperlipemia es un trastorno metabólico de las grasas, que se caracteriza por una elevación de las mismas en la sangre, lo que puede, a la larga producir problemas para tu corazón, tu cerebro, tu circulación periférica incluso para otro tipo de órganos como el hígado o el páncreas.

Hay personas que, por alguna predisposición genética tienen siempre los lípidos (colesterol o triglicéridos) altos en sangre y existen algunas enfermedades como la diabetes mellitus descompensada, el hipotiroidismo, trastornos renales, lupus y anorexia nerviosa (entre otras) que también son responsables de alteraciones en los niveles de lípidos en sangre.

Pero desgraciadamente, lo más habitual hoy en día es que estos niveles se eleven por una serie de comportamientos inadecuados (dietas insanas, sedentarismo, obesidad…). Es decir, que es un factor de riesgo para el corazón de los que llamamos modificables, porque podemos incidir en ellos y dependen de nuestros hábitos y costumbres.

Esta enfermedad no muestra síntomas como tal. Esto significa que en ocasiones se descubren los niveles altos de grasas cuando se produce un problema cardíaco asociado, como puede ser una angina de pecho, un infarto, un ICTUS o mala circulación en las piernas.

Controla tus niveles de colesterol

Por eso es tan importante realizarnos al menos una vez al año una analítica completa que revise nuestros niveles de colesterol total, colesterol LDL y HDL y triglicéridos. Para poder poner remedio si fuera necesario antes de tener problemas serios de salud.

  • El colesterol total debería estar por debajo de 200mg/dl
  • El colesterol LDL (el malo, para entendernos) no debería ser superior a 100mg/dl
  • El colesterol HDL (el que llamamos el bueno) debería tener unos niveles  superiores a 50-60mg/dl. 
  • Los triglicéridos no deberían superar los 150mg/dl

Se llama colesterol malo o LDL a un tipo de lipoproteínas que llevan las grasas hasta los tejidos, para ser utilizadas “in situ”. Si los niveles son muy altos se acumulan (también en las arterias, pudiendo llegar a taponarlas y comprometiendo el flujo de sangre).

Lo que denominamos colesterol bueno o HDL es otro tipo de lipoproteínas de alta densidad que recogen el colesterol de los tejidos y los llevan al hígado para que lo eliminen a través de la bilis. Por eso sus niveles tienen unos mínimos imprescindibles.

En el caso de los triglicéridos, también se transportan en sangre gracias a unas lipoproteínas que los llevan hasta los músculos y el cerebro para ser utilizados como fuente de energía. La obesidad, la falta de ejercicio y una dieta rica en carbohidratos simples aumentan mucho sus niveles en sangre.

¿Cómo podemos eliminar el exceso de grasas en nuestro organismo?

  • Empieza a hacer ejercicio. La quema de grasas se incrementa cuando realizamos ejercicio de forma regular.
  • Intenta mantenerte en tu peso. No en el que tenías cuando eras adolescente, sino en un peso adecuado a tu edad, talla, constitución…
  • Evita el tabaco y el alcohol, que incrementan los problemas circulatorios y contribuyen al aumento de los niveles de grasas en sangre.
  • Sigue una dieta adecuada, rica en frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, aceites vegetales (en especial el aceite de oliva virgen extra) y pescados azules (que contienen ácidos omega 3 y 6 que son cardiosaludables) y baja en alimentos con grasas saturadas de origen animal, azúcares y alimentos procesados (bollería, embutidos, comida rápida…)

Ejemplo de menú bajo en grasas

  • Desayuno: café, té o cualquier infusión, con leche desnatada si se desea, tostada de pan integral con aceite de oliva o tomate, o bien cereales integrales sin azucarar. Y una pieza de fruta entera.
  • Media mañana y media tarde: Fruta entera, yogur natural desnatado o frutos secos al natural.
  • Comida: legumbres con verduras de plato único o verduras cocidas, al vapor o en ensalada más una proteína magra como pollo, pavo, conejo o pescado azul a la plancha o al horno. De postre fruta entera.
  • Cena: Puré de verduras, verduras al horno o en ensalada o arroz o pasta integral de guarnición, más una proteína magra como pescado blanco o huevo cocido o en tortilla (2-3 a la semana). De postre fruta o yogur natural desnatado.

Pregunta a un profesional (endocrino o nutricionista) si tienes dudas sobre la hiperlipemia y tómatelo en serio. El exceso de colesterol o de triglicéridos en sangre no es una broma. Puede ser que además de unos cambios de hábitos necesites medicación. Será tu médico el que con los valores analíticos tome esa decisión.

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